…………… y desde entonces me escribes desangrándote poco a poco en tu propia guerra desatada … vuelcas la angustia como si fuera una sentencia final inapelable de la cual no te es posible escapar
… tus letras llegan desfiguradas y titilantes exhalando su último estertor en el mensaje . En
un momento pensé enviarte a Benedetti que te aconsejara “No te Rindas “, pero
aún no es tiempo que lo recibas . Quizás en algún minuto de tu agonía tu mismo te verás fuera de ti y dentro de ti , en ese vacío cuyo grito universal llama a ser
llenado.
Es necesario que te rindas ante ti mismo y así encontrarás paz.
En esta distancia de mares , sólo me cabe acoger lo dicho , acunarlo y guardar silencio
María
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