martes, 20 de enero de 2015

Carta a un amigo

Como te comentaba el otoño se nos adueño por unos días la ciudad recorriendo una a una las esculturas de Sanhattan ….los señores de amarillo no detuvieron su marcha circular ni aún por curiosidad . Yo lo habría hecho ; una visita del otoño en pleno verano es para celebrar .

Los jacarandás de la plaza ya no  les quedan flores, y es posible ver las semillas de castañuelas  esperando que la brisa y calor del verano las seque para abrirse y expulsar su volátiles semillas ; ellas  tienen una pequeña tela que las recubre y que les permite volar lejos de la planta madre .
La naturaleza nos enseña  … a la sombra de otro no nos es posible crecer bien ni tener fuerzas suficientes para construir raíces que nos permitan soportar los arreciados vientos.
El porcentaje de germinación del jacarandá es altísimo … y ves bajo su tronco muchos intentando crecer , los pequeños,   pero al poco tiempo mueren , y la semilla que se aventuró a volar más lejos es la que es capaz de formar un árbol aún más fuerte y hermoso que la matriz.

Cerca de la casa es posible ver el “árbol del humo” como le denomina la vecina … es como si una pequeña nube invadiera su follaje … las semillas vuelan y vuelan y son aún más dúctiles y hábiles para sostenerse planeando y las ves cruzar por los techos de las casas …. Hay magia en ellas , bailan , saludan , se despiden llenas de esperanzas buscando nuevas tierras que colonizar .

Hay árboles que conocen mi historia ; y entre ellos se comunican y son capaces de contarla entera cual biógrafos … saben incluso cosas que yo he tenido olvidadas y que al verlos los recuerdos se despliegan como chispazos de hologramas .

Sabes que no es necesario ser un grupo de arboles en un lugar específico delimitado para formar parte de un bosque … se descubrió un enorme bosque en una zona de EEUU formado por un grupo  de árboles  en reductos pequeños separados por distancias pero que es su conjunto formaban un ecosistema boscoso … la distancia no era  una barrera para ellos .

Y el fuego lo sabe … cuando ataca a los bosques muchas veces engaña al hombre creyendo que fue extinguido….  se esconde bajo tierra consumiendo las raíces del árbol muerto, y como ellas se cruzan entre unos y otros, las va  carcomiendo  y destruyendo las raíces de los otros árboles que se encuentran cerca hasta que decide que tiene la fuerza suficiente y vuelve a aparecer en otra zona que el hombre creía distante del foco.

Pero la naturaleza es sabia … en el desierto de la muerte , de la desolación más profunda ….surge poco a poco nueva vida …. Llegan volando las semillas traídas por el viento, o caídas del pico de una ave , montadas sobre  pelaje de algún animal, o por la lluvia rodando desde los cerros cercanos… se acomodan en ese espacio amplio y abierto, con el mejor de los alimentos y abono . El fuego sanitizó la tierra de los hongos y plagas que atacaban a los arboles desaparecidos … surge nueva vida, un nuevo bosque , pues la vida quiere ser vivida .



María

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