viernes, 25 de septiembre de 2020

Fuerza Venezuela. Nadie está solo. José Goytisolo

 

Nadie está solo

En este mismo instante
hay un hombre que sufre,
un hombre torturado
tan sólo por amar
la libertad. Ignoro
dónde vive, qué lengua
habla, de qué color
tiene la piel, cómo
se llama, pero
en este mismo instante,
cuando tus ojos leen
mi pequeño poema,
ese hombre existe, grita,
se puede oír su llanto
de animal acosado,
mientras muerde sus labios
para no denunciar
a los amigos. ¿Oyes?
Un hombre solo
grita maniatado, existe
en algún sitio. ¿He dicho solo?
¿No sientes, como yo,
el dolor de su cuerpo
repetido en el tuyo?
¿No te mana la sangre
bajo los golpes ciegos?
Nadie está solo. Ahora,
en este mismo instante,
también a ti y a mí
nos tienen maniatados. 

José Agustín Goytisolo.

Cuando todo suceda . José Goytisolo


Digo: comience el sendero a serpear

delante de la casa. Vuelva el día

vivido a transportarme
lejano entre los chopos.

Allí te esperaré.

Me anunciará tu paso el breve salto
de un pájaro en ese instante fresco y huidizo
que determina el vuelo,
y la hierba otra vez como una orilla
cederá poco a poco a tu presencia.

Te volveré a mirar, a sonreír
desde el borde del agua.
Sé lo que me dirás. Conozco el soplo
de tus labios mojados:
tardabas en llegar. Y luego un beso
repetido en el río.

De nuevo en pie siguiendo tu figura
regresaré a la casa lentamente
cuando todo suceda.

jueves, 10 de septiembre de 2020

Cuando muera


 Cuando muera

no dejes que mi cuerpo lo 

depositen  bajo tierra

pues será una cárcel y no podré 

llegar a ti


Te pido a pesar de tu dolor 

que me entregues como los antiguos al fuego

pues no le daré el gusto a la corrupción 

y en mí no podrá ejercer sus dominios.


Créeme que  mi alma se elevará

pero mis pensamientos quedarán,

y esos será tu herencia.


Cuando mi último abrazo haya cesado

en aquel fuego liberador que te he pedido

junta mis cenizas sin pena y viértelas al mar.


Tú serás otro creador que en ese acto 

me vestirá de infinidad.


Así cada vez que observes el mar,

cada vez que te bañes en él

podré sentirte, tocarte y sabrás que ahí estoy yo

en una inmensidad que tú me haz regalado

y seré yo la que nunca me he ido.

                                                                María 


miércoles, 17 de julio de 2019

Pablo de Rokha, nocturno muy obscuro


Nocturno muy obscuro

La noche inmensa no resuena, estalla
como un bramido colosal, retumba
con un tremendo estruendo de batalla
que saliera de adentro de una tumba.

Fué un pedazo de espanto que restalla
o una convicción que se derrumba,
una doncella a quien violó un canalla
y una montura en una catacumba.

Calla con un lenguaje de volcanes,
como si un escuadrón de capitanes
galopara en caballos de basalto.

Porque el silencio es tan infinito
tan espantoso y grande como un grito
que cae degollado desde lo alto.


lunes, 29 de abril de 2019

Al oido del tiempo.Vicente Huidobro

Tengo grandes sueños que acumulan tesoros en las raíces de los árboles
Tengo ese oficio que hace morir al mar
Voy andando en semejanza de cosa alada
A veces canto porque las lágrimas se hacen demasiado gruesas
El universo viene a picotear en mis manos
Los que no saben lo espantan torpemente

Tengo grandes ansias y vergüenza de todo
Como una hora que se detiene a pedir pan
Como aquel que no puede decir lo que quiere
Enterrado al fondo de su raza

Contemplo de tan alto que todo se hace aire
Contemplo el ojo enorme de la tierra
Qué hacer qué hacer
La luna insomne pasa dulcemente
Un río sin voluntad se extasía en silencio
La luz empapada en sus faroles de puertos angustiados
No sabe tampoco qué decir
Ni el faro que ilumina la vitrinas del mar

El río tiene pena
Y una tal cantidad de ojos extasiados
Que la noche podría equivocarse
Que los árboles podrían hacerse vagabundos
Luego todo se va
Y yo miro la tierra y sus distancias desesperadas
Cuando las olas se hablan entre sí

No hay formas no hay colores
No hay seres al fin en esta luz sin luz
Desaparece la creación y sus augurios
Sus pensamientos sus sensaciones y también sus imágenes
Y hasta sus sueños de substancias prisioneras
La nada luminosa
Ni luminosa ni oscura
La armonía de la nada sin armonía
La nada y el todo sin todo
Para ver esto hay que resucitar dos veces
Para sentirlo hay que morir primero

viernes, 22 de marzo de 2019

¿ Mi secreto? AMADO NERVO

¿Mi secreto? ¡Es tan triste! Estoy perdido 
de amores por un ser desaparecido, 
por un alma liberta, 
que diez años fue mía, y que se ha ido... 
¿Mi secreto? Te lo diré al oído: 
¡Estoy enamorado de una muerta! 

¿Comprendes -tú que buscas los visibles 
transportes, las reales, las tangibles 
caricias de la hembra, que se plasma 
a todos tus deseos invencibles- 
ese imposible de los imposibles 
de adorar a un fantasma? 

¡Pues tal mi vida es y tal ha sido 
y será! 
Si por mí sólo ha latido 
su noble corazón, hoy mudo y yerto, 
¿he de mostrarme desagradecido 
y olvidarla, no más porque ha partido 
y dejarla, no más porque se ha muerto?

martes, 19 de marzo de 2019

CARTA DE LLUVIA .- JORGE TEILLIER


conservando en tus manos hechas cántaro
la lluvia de la infancia que debíamos compartir,
nos reuniremos en el lugar
en donde los sueños corren jubilosos
como ovejas liberadas del corral
y en donde brillará sobre nosotros
la estrella que nos fuera prometida.

Pero ahora te envío esta carta de lluvia
que te lleva un jinete de lluvia
por caminos acostumbrados a la lluvia.

Ruega por mí, reloj,
en estas horas monótonas como ronroneos de gato.
He vuelto a la casa que conserva las cenizas
que hacen renacer a los fantasmas que odio.
Alguna vez salí al patio a decirles a los conejos
que el amor había muerto.
Aquí no debo recordar a nadie,
aquí debo olvidar la colina de los aromos
porque la mano que cortó aromos
ahora cava una fosa.

El pasto ha crecido demasiado como para arrancarlo.
En el techo de la casa vecina
se pudre una pelota de trapo
dejada allí por un niño muerto.
Entre las tablas del cerco me miran rostros
que creía olvidados,
y mi amigo espera en vano que en el río
centellee su buena estrella.

Tú, como en mis sueños, vienes atravesando las estaciones
con la lluvia de la infancia
en tus manos hechas cántaro
En el invierno nos reunirá el fuego
que encenderemos juntos.
Nuestros cuerpos harán las noches tibias
como el aliento de los bueyes,
y al despertar veré que el pan sobre la mesa
tiene un resplandor más grande que el de los planetas enemigos
cuando lo partan tus manos de adolescente.

Pero ahora te envío una carta de lluvia
que te lleva un jinete de lluvia
por caminos acostumbrados a la lluvia.