jueves, 30 de junio de 2016

porque soy vagabunda .- Claudia Lars


Porque soy vagabunda conozco los caminos
húmedos y fragantes que en el monte se enroscan;
los que suben despacio al nido de la fuente;
los que se traga el bosque con su boca de sombra.

Porque soy vagabunda he bajado al barranco
a despertar el eco en su cueva de rocas;
persiguiendo l`arisca libélula de nácar
y el moscardón de acero que zumba entre las hojas.

Me he tendido en el musgo, sobre almohada de helechos,
oyendo el trino fino que suelta la chiltota;
y la oruga del lodo ha comido en mi mano,
y han bailado en mi frente briznas y mariposas.

Vi abrirse el cascarón del huevillo del pájaro
y la seda enrollada de la prieta amapola;
probé la pulpa rica de la fruta silvestre
y descubrí panales y recogí bellotas.

El viento me ha contado cuentos de maravilla
ofreciendo, al pasar, lo que lleva en su alforja:
olor de balsamera, de yerbas, de racimos,
y todos los rumores de la tierra redonda.

La tonada del río, entre juncos y breñas,
me da el sentido exacto que hay en las siete notas;
y aprendo el equilibrio y la gracia del ritmo
en el vaivén azul y lento de las olas.

Corro con pies descalzos sobre la playa tibia,
me unto barniz de sol, juego en el agua loca,
y adorno el cuerpo alegre con espuma irisada
y pulseras de algas y collares de conchas.

La noche me regala sus gajos de luceros,
la luciérnaga mínima su llamita temblona,
el grillo su chillido clavado en el silencio
y el murciélago huraño su vuelo de alas flojas.

Porque soy vagabunda toda belleza es mía
y mío es el deleite que los demás ignoran.
¡Suelto mi canto vivo como el pájaro libre
y tengo el alma diáfana, esponjada y gozosa!

viernes, 3 de junio de 2016

EL ANGEL ENAMORADO .- Claudia Lars

 Ángel enamorado
de la doliente casa de los hombres;
criatura sin pecado
que dejas, olvidado,
el nombre eterno en terrenales nombres;

tu escondida presencia
es un fulgor que canta o que suspira;
la muda confidencia
se escucha en la conciencia
y a veces... con el aire se respira.

Proclamo tu blancura;
quiero explicar espacios que no entiendo:
aquí... mi luz oscura,
allá... lágrima pura,
y el mundo su ceguera defendiendo.

Si tu mano en mi mano
coge parte del río que se bebe;
si la hoja y el grano
del pulsante verano
son en tu fino amor latido breve;

prolongado latido
es en mi corazón lo que despiertas;
y vives recogido
en mi frente o perdido
por esta noche de cerradas puertas.

Escucho los rumores
que vienen de la pálida ribera;
con mis versos menores
y mis grandes amores
persigo la existencia verdadera.

Tu designio me obliga
a encontrar el camino innominado;
tu desvelo me liga
a dolor y fatiga
del que va con el grito desgarrado.

Alumbras y sostienes;
brotan dulces praderas de tu aliento;
estás conmigo... vienes
del soplo que mantienes
en vasto y poderoso movimiento.

Buscándote en mi sombra
-entre el miedo de ser y de acabarme-
cuando el alma te nombra,
al nombrarte se asombra
de que quieras oírme y ampararme.

Morador de mi sueño:
por tu brasa de luz, por tu alborada,
este día pequeño,
este fugaz empeño,
son tu abismo de vida y tu posada

miércoles, 1 de junio de 2016

Y es cierto... si no escribo muero..

Y es cierto...
si no escribo muero...

muero en las sombras y luces de los árboles que se cimbran en el otoño,
muero en aquellos instantes en que se aferra nuestra vida en el último suspiro,
muero en aquella última nota del concierto de Bach que aún resuena en mi cabeza,
muero en aquel atardecer que me quedé contemplando ( y creo que tú aún lo recuerdas)
muero ensimismada en aquel mundo que he creado,

muero ,

muero en todas las cosas que hoy me rodean,
muero en las palabras aún no escritas,
muero como los fuegos de artificio, que se desploman en los cielos nocturnos,
muero , siento que muero cada día
muero en el recuerdo de las sonrisas de los niños,
muero en las sensaciones de nostalgia
muero entre las leyes humanas y de la ciencia
muero cuando siento que la vida no es más que ilusión
muero entre los tiempos antiguos
muero en la " calma verde " " y el sol dio su melodía hasta la muerte"
muero en el tintineo de las estrellas que vemos en el cielo nocturno
muero en las nubes que juegan con nuestra imaginaciòn,
muero entre el sonido del cascabel y el eco del yunque ....
muero entre las tintas vertidas que crean mundos nuevos 
y es cierto ...
si no escribo muero.

María